La criatura tomó en su mano el cuerpo inconsciente de la
joven y salió de la caverna. La noche se cernía sobre ellos y la luz de luna
hacía brillar la piel rosada de la chica. Un aullido atronador de la bestia
dejó ver que el dolor le consumía por dentro, pues jamás podría amar a nadie si
era incapaz de no destruir todo lo que se le acercaba.
Ilustración realizada por Neomort (Raúl G. G.)
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