sábado, 25 de mayo de 2013

El juego de la vida

Unos leves toques en la madera del cofre fueron suficientes para que el espectro que se ocultaba en su interior abriera de golpe y se abalanzara contra el valiente héroe. Afortunadamente, justo antes de asestarle un mordisco en el cuello, se dio cuenta de que aquel individuo no era a quien estaba esperando.

—Maldita sea, solo eres un aldeano —gruñó—. Pensaba que era mi momento de gloria.

El aldeano echó a un lado al espectro y se puso en pie. Se recolocó el sombrero de paja y su chaleco de piel de buey, el cual se encontraba abierto sobre una camisa de yute.

—Solo quería charlar —aclaró el aldeano.

Sacudiéndose el polvo y volviendo a su cofre, el espectro volvió a la realidad y miró asustado al aldeano:

—Tú no deberías estar aquí —dijo, en un tono prudente.

—Ya lo sé, mi lugar es enfrente del establo que hay unos metros más allá —contestó—. Y tu papel, esperar dentro de este cofre a que llegue el bravo protagonista, lo abra buscando oro, y le ataques. Pero eres débil y como mucho le bajarás un pequeño porcentaje de la vida, luego morirás atravesado por su espada.

—Claro, es un videojuego. ¿Qué esperas? ¿Darte un paseo por donde quieras? Eres un jodido aldeano, ni siquiera tienes nombre, y compartes la apariencia con cien aldeanos más del juego. Vuelve a ese establo, ponte tu signo de admiración en la cabeza, y espera a ese estúpido héroe, antes de que la líes.

—Pero es que ni siquiera necesito las diez pieles de oso que le voy a encomendar como misión. Cuando me las traiga, debo seguir de pie en ese maldito establo hasta que derrote al maldito jefe final dentro de mucho maldito tiempo.

—Porque es un maldito juego, y éste es tu maldito papel en él.

—¿Y nuestra vida tiene que limitarse a servirle a él? ¿A que le lamamos el culo dándole oro a cambio de gilipolleces que no se cree nadie? ¿Por qué no podemos ser todos iguales?

—A él le tocó el papel de héroe y a ti el de aldeano.

—Lo sé, pero no lo entiendo —replicó.

—No tienes nada que entender, eres un aldeano. Aquí el único que manda es un tío al que se la trae floja que tu vida sea una mierda.

El aldeano se sentó afligido junto al cofre. Echó la mano a la hierba e intentó arrancar algunos tallos, pero estaban totalmente amarrados a la superficie.

—Nada es real, ni siquiera el suelo que pisamos. Es todo producto de unas mentes que quisieron que esto fuera así. ¿Cómo crees que será todo al otro lado de la pantalla?

—¿Fuera del juego?

—Sí, en el mundo real.

—No creo que exista un mundo real. Quizá exista un mundo en el que puedes arrancar la hierba, pero todo será producto de unos pocos individuos. La hierba se arranca porque alguien quiere. Y los demás solo serán aldeanos o espectros.

—¿Así que los supuestos héroes del mundo real, los que se supone que deben hacer que el juego funcione y tenga un sentido, también se beneficiarán con el oro de unos aldeanos que ni siquiera saben por qué deben dárselo?

—Supongo, la lógica se basa en la realidad, en que todo funciona como debe funcionar. Si la realidad vigente es ilógica para ti, ¿no sería mejor vivir tu propia realidad? ¿Una realidad en la que tu papel tenga un sentido?

—Jamás podrá ser así mientras a los mal llamados “héroes” no les importemos en absoluto, ellos quieren su oro y sus puntos de experiencia.

—Ellos solo quieren completar su juego. Y nosotros nos comemos los espadazos y los pagos. Quieren llevar a cabo una realidad lógica para ellos, no para nosotros.

—Y solo soy un aldeano con la misma apariencia para ellos que otros mil.

—Pero con una opinión única. Y una lógica basada en una realidad mejor.

—Pero solo se me escucharía siendo un héroe. Jamás siendo un aldeano.

—Es nuestro papel… —murmuró el espectro, pero entonces se sobresaltó. — Le veo llegar por el horizonte. ¡Vuelve a tu establo!

Se agazapó dentro del cofre y lo cerró. El aldeano salió corriendo hacia su posición habitual. “Necesito diez pieles de oso, necesito diez pieles de oso…”, se repitió a sí mismo, para que cuando el héroe llegara todo fuera según lo establecido.

2 comentarios:

  1. ¡Si es que el que sabe, sabe, y el que no a plantar boniatos! Qué bien se le da introducir la crítica social en sus textos y más cuando es sobre algo que conoce. De hecho, yo creo que ya escriba lo que escriba se le busca la crítica, jajaja.
    Muy bien relacionado el tema y como ya le he dicho por otras vías, el lenguaje lo hace muy llevadero y encaja muy bien con el texto. ¡Apúntese otro tanto, oiga!

    :3333

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  2. Sin lugar a dudas caballero, ya no sé cómo decirle que escribe usted demasiado bien, escoge los temas de la forma mas adecuada. Le diré lo de siempre, continúe obsequiándonos este tipo de lecturas que nos hacen bien. :D

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